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Cayetano+ | Voces, miedos y realidades: Entendiendo la psicosis juvenil

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En la adolescencia, pueden aparecer comportamientos que podrían ser señales de psicosis juvenil, una condición caracterizada por una desconexión con la realidad. Escuchar voces, ver cosas que no existen, sentir presencias extrañas o experimentar una sensación de persecución son algunos de los síntomas que pueden indicar un trastorno psicótico emergente.

Es fundamental distinguir entre experiencias psicóticas transitorias y síntomas propios de un trastorno psicótico en desarrollo. Las primeras son relativamente comunes en adolescentes y pueden incluir ilusiones pasajeras, sensaciones de presencia o pensamientos extraños, especialmente en situaciones de estrés, falta de sueño o ansiedad. Estas no necesariamente indican una enfermedad.

En cambio, los síntomas psicóticos clínicos son persistentes, más intensos y afectan significativamente la vida del joven. Estos pueden incluir alucinaciones auditivas o visuales claras, delirios estructurados y una desconexión marcada con la realidad.

“Entonces va a ser muy importante hacer una buena entrevista clínica para entender qué es lo que está ocurriendo en la mente de este adolescente y poder diferenciar si es una experiencia psicótica o un síntoma psicótico”, explicó la médica psiquiatra, Dra. Alejandra Arosemena, en el programa Cayetanamente de Cayetano+, conducido por la Dra. Dany Araujo.

¿Podría estar asociado al consumo de drogas?

Las experiencias psicóticas en adolescentes pueden darse en una amplia gama de variedad de contextos y no siempre están vinculadas a enfermedades psicóticas crónicas como la esquizofrenia, que uno de los diagnósticos más severos.

Una puede experiencia psicótica puede surgir en un episodio de ansiedad, en un adolescente con TDH (Trastorno por Déficit de Atención) que atraviesa un cuadro depresivo, en casos de trastorno obsesivo-compulsivo, entre otros. Además, es frecuente que estas experiencias se presenten en el contexto del consumo de sustancias psicoactivas.

En particular, se ha subestimado el impacto del cannabis (marihuana). A pesar de la creencia común entre los adolescentes de que la marihuana es inofensiva, está comprobado que su consumo aumenta significativamente el riesgo de desarrollar un episodio psicótico y, si el consumo es diario, el riesgo se multiplica hasta 43 veces.

Conductas que pueden confundirse con rebeldía adolescente

Es muy peligroso asumir que ciertos cambios se deben únicamente a una actitud rebelde. Esa interpretación puede retrasar el diagnóstico y tratamiento oportuno, lo cual resulta perjudicial. La psicosis sin tratar genera un daño cerebral que, con el tiempo, puede volverse irreversible.

Algunas señales de alerta incluyen cambios bruscos en la actitud, irritabilidad, ansiedad o falta de atención. Estos comportamientos podrían deberse a que el adolescente está demasiado centrado en su mundo interno. Observar y atender estos cambios a tiempo es clave.

El rol de los padres y del entorno escolar

La percepción de los padres es fundamental, pero también lo es la intervención del entorno escolar. En muchos casos, los padres no detectan los cambios o los atribuyen erróneamente a la etapa adolescente. Por eso, los profesores, el psicólogo del colegio y otros adultos cercanos son aliados valiosos. A veces, los estudiantes se sienten más cómodos compartiendo sus preocupaciones con ellos.

El temor a reconocer un problema de salud mental

El estigma o el miedo a aceptar un posible trastorno mental es uno de los mayores desafíos. Muchos padres sienten culpa, miedo o niegan lo que ocurre, lo que llevarlos a minimizar los síntomas o a ignorarlos por completo.

Las razones de este temor pueden incluir:

  • Miedo al estigma social
  • Negación o creencia de que “es solo una etapa”
  • Falta de información sobre qué es la psicosis
  • Sentimiento de culpa respecto a la crianza
  • Temor al tratamiento psiquiátrico

Consecuencias del estigma y de no recibir tratamiento

El estigma puede retrasar el diagnóstico y tratamiento, lo que provoca mayor sufrimiento, aislamiento social, fracaso escolar e incluso abuso de sustancias. La psicosis no tratada tiende a empeorar, y mientras más tiempo pasan los síntomas sin intervención, más difícil se vuelve la recuperación.

El acompañamiento profesional, la adherencia al tratamiento y el trabajo conjunto entre médicos, familia y entorno escolar son fundamentales. Un tratamiento oportuno puede marcar la diferencia en la vida del adolescente.

Conclusión

Ante cualquier signo de psicosis, buscar ayuda profesional lo antes posible es crucial. La psicosis es tratable y el apoyo adecuado mejora significativamente el pronóstico.