Acoso laboral: un problema silencioso con grandes consecuencias
Publicado el
Redacción por :
El lugar de trabajo no solo es un espacio donde desarrollamos nuestras habilidades y competencias profesionales; también es un entorno donde construimos relaciones humanas y pasamos gran parte de nuestro tiempo. Sin embargo, cuando ese entorno se vuelve hostil -cargado de burlas, comentarios inapropiados, silencios tensos o exigencias desproporcionadas- es posible que estemos ante una forma de acoso laboral o mobbing.
Para entender mejor este fenómeno, sus características, consecuencias y formas de prevención, conversamos con el Dr. Arturo Changana, médico psiquiatra y docente universitario, invitado del programa Cayetanamente en Cayetano.plus, conducido por la Dra. Dany Araujo.
El especialista explicó que el acoso laboral es una forma de violencia psicológica sistemática que impacta directamente en la salud emocional del trabajador.
¿Cuándo deja de ser una exigencia laboral y se convierte en acoso?
Cuando una persona recibe tareas sin los recursos adecuados, con plazos irrazonables y exigencias desproporcionadas que entorpecen su desempeño, estamos ante un caso de hostigamiento laboral. No se trata solo de trabajar bajo presión, sino de una presión constante y dañina que rompe el equilibrio funcional del entorno de trabajo.
¿Cómo diferenciar una carga laboral intensa del acoso?
El acoso laboral no es simplemente una carga excesiva de trabajo, sino el ejercicio sistemático de violencia psicológica. Afecta la autoestima, genera ansiedad, y si se mantiene en el tiempo —al menos una vez por semana durante seis meses—, hablamos de mobbing.
¿Qué factores lo hacen posible?
El acoso laboral no ocurre solo por la acción de un agresor. También influyen la personalidad de la víctima y, sobre todo, la permisividad de la organización. Existen entornos laborales que, por falta de protocolos o incluso por conveniencia, toleran estas conductas hasta que el trabajador se ve obligado a renunciar.
¿Qué perfil psicológico es más vulnerable?
Las personas con baja autoestima, dependencia emocional o inseguridad, especialmente si no están bien capacitadas, pueden ser más propensas a convertirse en víctimas. Sin embargo, esto no las hace responsables. La raíz del problema está en el entorno que no previene ni detiene el hostigamiento.
¿El entorno también sufre las consecuencias?
Sí. El miedo a convertirse en la próxima víctima hace que algunos compañeros se alineen con el agresor, incluso de forma inconsciente. Esto genera un clima laboral tóxico y reduce la productividad colectiva.
¿Qué debe hacer una empresa para prevenirlo?
Desde el inicio de la relación laboral deben realizarse charlas sobre salud emocional, acoso laboral y protocolos de actuación. Además, la empresa debe contar con un área a la que se pueda recurrir, que garantice la confidencialidad y una intervención efectiva.
¿Qué condiciones debe tener un ambiente laboral saludable?
Autonomía para tomar decisiones, pausas activas, relaciones empáticas y liderazgo positivo. El jefe no debe ser solo una figura de autoridad, sino un líder humano que entienda las diferencias y sepa gestionarlas.
¿Cuáles son los efectos físicos del acoso laboral?
El estrés prolongado puede generar síntomas físicos como dolores de cabeza, presión en el pecho, palpitaciones, sudoración excesiva o mareos. Este fenómeno se conoce como somatización: el cuerpo habla cuando la mente ya no puede más.
¿Cuál es el costo del acoso para la organización?
Una empresa que tolera el acoso laboral pierde productividad, afecta el clima organizacional y, a largo plazo, deteriora su sostenibilidad. Es un problema que comienza con una persona, pero termina afectando a todo el sistema.
¿Qué ocurre si la persona decide renunciar para protegerse?
Salir de un ambiente tóxico puede ser necesario, pero no siempre es una solución si no se enfrenta el problema de raíz. Por eso, es fundamental recurrir a instituciones como SUNAFIL (sector privado) o SERVIR (sector público) para presentar una denuncia formal.
¿Qué deberíamos decirle a alguien que empieza su vida laboral?
Que no solo se informe sobre sus deberes, sino también sobre sus derechos: el derecho a ser respetado, a trabajar en un ambiente saludable y a expresarse sin miedo. La prevención comienza por uno mismo, pero también es responsabilidad de la organización.
¿El bienestar emocional mejora la productividad?
Totalmente. Cuando los trabajadores se sienten escuchados, respetados y valorados, la productividad aumenta y los resultados también. Cuidar la salud mental no es un gasto, es una inversión.
Mensaje final
Las organizaciones deben apostar por líderes empáticos, comunicación efectiva, justicia en las cargas laborales y espacios de autocuidado. Si el ambiente es sano, todos ganan: la persona, el equipo y la institución.
El acoso laboral no es un asunto menor ni algo que se debe soportar “por necesidad”. Es una forma de violencia con consecuencias reales, tanto emocionales como físicas. Prevenirlo, detectarlo y actuar es responsabilidad de todos: empleadores, trabajadores y autoridades.
Un ambiente laboral saludable no solo mejora la productividad, sino que también promueve el bienestar social.