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«En este 64 aniversario, no solo celebramos lo que fuimos; celebramos lo que somos y lo que seremos capaces de ser»

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Imagen del Dr. Enrique Castañeda en la ceremonia de aniversario por nuestro 64 aniversario.

Distinguidas autoridades nacionales e internacionales, honorables miembros del cuerpo diplomático, respetables rectores de universidades amigas, querida comunidad herediana e invitados especiales, muy buenos días.

Hoy celebramos 64 años de excelencia académica de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. En esta fecha tan significativa para los heredianos, honramos nuestro legado y, al mismo tiempo, asumimos el compromiso de liderar, con visión y responsabilidad, no solo el presente, sino, sobre todo, los desafíos del futuro, siguiendo la tradición que nos enseñaron nuestros maestros y fundadores.

Nos encontramos, además, en un momento histórico en el que el mundo universitario enfrenta cambios sin precedentes y que están transformando de manera profunda la educación superior a nivel nacional, regional y global.

Estos cambios se reflejan en diversos escenarios. En Estados Unidos, por ejemplo, las tensiones políticas han penetrado los campus universitarios: desde restricciones presupuestarias hasta episodios de violencia que sacuden la tradicional autonomía académica. Asimismo, la reciente tragedia en la Universidad de Utah es un recordatorio doloroso de que ninguna institución está exenta de los extremismos que fragmentan nuestras sociedades.

Por eso, debemos firmemente defender a la universidad como un espacio de diálogo, libertad y conocimiento.

Al mismo tiempo, la inteligencia artificial está irrumpiendo la educación como una fuerza disruptiva que no veíamos desde la creación de Internet y que redefine no solo cómo enseñamos y aprendemos, sino qué enseñamos y cómo formamos a las nuevas generaciones.

A ello, se le suman los cambios hegemónicos globales que exigen a las universidades a adaptar sus currículos y a redefinir su rol como formadoras de ciudadanos globales en un mundo multipolar.

Estamos, sin duda, siendo testigos de un cambio de paradigma que nos involucra a todos y que nos plantea una responsabilidad histórica institucional.

En América Latina, y particularmente en el Perú, enfrentamos el fenómeno de la masificación universitaria. En nuestro país, son cinco las universidades que concentran casi la mitad de la matrícula nacional, lo que refleja un sistema altamente desigual.

Pero no solo eso; también proliferan instituciones con fines de lucro, con múltiples sedes, que priorizan la infraestructura sobre la calidad académica; y el marketing sobre la pertinencia social de la enseñanza universitaria.

Este modelo plantea serios riesgos: el debilitamiento del rigor académico, la precarización de la investigación y la formación de profesionales desvinculados de las verdaderas necesidades del país.

Es urgente recuperar la confianza en nuestras instituciones. El 2026 será un año electoral y traerá inevitablemente nuevas tensiones sobre la regulación universitaria, en un contexto donde, desde ya, observamos tendencias hacia la flexibilización normativa.

Ante esta realidad, las universidades enfrentamos una disyuntiva: crecer con calidad o sucumbir a la tentación del crecimiento sin sustancia. En Cayetano Heredia, nuestra respuesta a estos desafíos siempre ha sido clara y contundente: crecer con calidad; modernizarnos sin perder nuestra esencia; y proyectarnos globalmente desde nuestras raíces históricas.

Durante esta gestión, entre el 2021 y el 2025, hemos realizado una profunda transformación sin sacrificar los valores que nos definen desde nuestra creación. Hemos pasado de 6000 a 10 500 estudiantes, y hemos mantenido el 100 % de programas acreditados. Hemos multiplicado por seis nuestra producción científica indexada conservando el rigor que nos caracteriza. Hemos diversificado nuestros ingresos en un 35 % sin comprometer nuestra misión social: alrededor del 40 % de nuestros estudiantes acceden a becas, lo cual ratifica nuestro compromiso inquebrantable con la equidad.

Esta transformación se sustenta en tres pilares que en Cayetano Heredia consideramos esenciales para cualquier universidad de clase mundial:

  • Primero: la retención y atracción del talento. Una universidad es tan buena como sus profesores y tan relevante como sus egresados. Por eso, hemos implementado políticas sistemáticas para retener a nuestros mejores docentes y atraer talento global, invirtiendo en fortalecer la carrera docente.
  • Segundo: una gobernanza sólida donde el crecimiento no se discute, sino que se planifica. Hemos profesionalizado la gestión, implementado sistemas de control interno robustos, y establecido métricas claras de desempeño. La transparencia no es para nosotros un eslogan; es una práctica de buen gobierno.
  • Tercero: la sostenibilidad financiera permite diversificar fuentes de ingresos sin comprometer la independencia académica. Hemos demostrado que es posible crecer económicamente manteniendo la excelencia: nuestro valor patrimonial se multiplicó por nueve, lo que nos ha permitido reinvertir más de 220 millones de soles en infraestructura y 61 millones en tecnología. Igualmente, gracias a que hemos demostrado solidez financiera, hemos accedido a créditos para nuestro desarrollo.

Pero los números, por impresionantes que sean, porque lo son, no capturan la verdadera esencia de lo que hemos construido: nuestro mayor orgullo son los heredianos alrededor del mundo que transforman la sociedad desde sus respectivos campos.

Tenemos egresados, por ejemplo, que dirigen institutos de investigación, ocupan cargos en diversas instituciones públicas y privadas, revolucionan la telemedicina, desarrollan vacunas o dirigen organizaciones internacionales de salud. Cada uno de ellos lleva el sello herediano: excelencia técnica combinada con profunda sensibilidad social.

Porque en Cayetano no solo formamos profesionales competentes, sino líderes que comprenden que el conocimiento adquirido en las aulas es un compromiso declarado con la sociedad, y, sumado a ello, el fomento de las expresiones culturales que enriquecen el espíritu y fortalecen nuestra identidad herediana y peruana. Esa es la misión de una universidad comprometida con el impacto social y la trascendencia.

En esa misma línea, hemos logrado la transformación de nuestro modelo organizacional. Durante décadas, Cayetano funcionó como islas de excelencia ―grupos brillantes, pero desarticulados entre sí―. Hoy, en cambio, hemos aprendido a integrarnos a través de un ecosistema donde el trabajo colectivo e interdisciplinario potencia los resultados y nos permite ser una comunidad cohesionada.

Un ejemplo de esta transformación es el Centro Interdisciplinario de Simulación Avanzada, inaugurado recientemente. Este Centro trasciende la idea de brindar solo infraestructura; es la materialización de nuestra filosofía integradora. En él convergen la medicina, la psicología, la enfermería, la tecnología médica, la veterinaria, la ingeniería, entre otras disciplinas, para lograr un aprendizaje colaborativo.

Esta integración nos ha permitido multiplicar nuestro impacto. Por ejemplo, nuestras investigaciones en medicina tropical se enriquecen con aportes de veterinaria y salud pública; nuestros programas de salud mental combinan psicología, medicina y trabajo social; y nuestras intervenciones comunitarias integran todas nuestras especialidades.

Pero la transformación no termina aquí. Hemos lanzado «Cayetano 2050, hacia la transformación e innovación global», nuestra visión estratégica para consolidarnos como una universidad de clase mundial. No se trata de una proyección utópica, sino de una hoja de ruta concreta que se basa en cuatro ejes:

  • El primero es “Transformación digital integral”: No solo adoptamos tecnologías emergentes, sino que transformamos los procesos educativos. La inteligencia artificial no reemplazará a nuestros profesores, pero aquellos que usen esta tecnología probablemente sustituirán a quienes no lo hagan.
  • El segundo es “Internacionalización estratégica”: Es decir, seguir expandiendo alianzas clave de la mano de nuestra red global de egresados, lo cual nos permitirá consolidar nuestro impacto local, regional y mundial.
  • El tercero es “Investigación de impacto”: La ciencia no solo se debe publicar, sino debe transformar vidas. Nuestro objetivo es que cada investigación herediana contribuya a resolver problemas concretos de la sociedad.
  • Y, por último, “Campus integrado”: Una visión de universidad del futuro que articule todas las áreas de manera integral. Por ello, hemos desarrollado el Plan Maestro de Santa María del Mar, la segunda etapa de Miraflores, los 50 000 m² adicionales proyectados, entre otros proyectos.

Si bien hemos cerrado brechas importantes e implementado mejoras sustanciales, somos conscientes de que esto no es suficiente.

El próximo equipo de gobierno heredará una universidad modernizada, profesionalizada, financieramente sólida y académicamente fuerte, pero aun así deberá enfrentar desafíos más complejos para llevarla al siguiente nivel, por mencionar algunos:

  • Consolidar la internacionalización y pasar de los convenios en papel al intercambio efectivo de estudiantes y profesores.
  • Impulsar la diversificación de fuentes de financiamiento para garantizar la sostenibilidad en un contexto económico incierto.
  • Formar profesionales que sean competentes técnica y éticamente, sobre todo en un mundo donde la inteligencia artificial puede replicar conocimiento, pero no puede reemplazar los valores.

Durante estos años de gestión, he aprendido que dirigir una universidad como Cayetano no es administrar una institución, sino es custodiar un legado y forjar un destino.

Cuando Honorio Delgado eligió nuestro lema Spiritus ubi vult spirat ―el espíritu donde quiere se infunde― no estaba haciendo una declaración abstracta. Él estableció un compromiso generacional: que cada herediano sería un portador de ese espíritu transformador.

Hoy, 64 años después, ese espíritu sigue vivo. Lo veo en cada estudiante que se esfuerza por alcanzar la excelencia; en cada profesor que investiga, no por reconocimiento, sino por contribuir al conocimiento humano; y en cada egresado que sobresale en los diversos espacios donde le toca cumplir su servicio con la sociedad.

A nuestros estudiantes les digo: ustedes no son solo beneficiarios de este cambio; son los protagonistas. Por eso, deben participar en los retos de innovación y en los proyectos de impacto social. Cayetano es su plataforma para cambiar el mundo.

A nuestros profesores: su compromiso con la excelencia en tiempos de cambio ha sido el ancla que nos ha permitido innovar sin perder el rumbo. Sigan fortaleciendo la investigación aplicada y la mentoría entre generaciones.

A nuestros egresados: ustedes son nuestra carta de presentación ante el mundo. Cada logro suyo eleva el prestigio de todos los heredianos y reafirma el propósito de nuestra universidad. Los invito a traer los desafíos de la industria y del sector público, a ser un puente para la internacionalización.

Al Patronato y a nuestros aliados, acompañen el financiamiento del plan maestro; y al fondo de becas: su confianza transforma el talento en progreso.

A la próxima gestión: recibirán una institución sólida, pero también una responsabilidad inmensa. Cayetano 2050 no es un sueño; es un compromiso que exige liderazgo y visión a mediano y largo plazo. En vuestras manos está que se haga realidad.

Querida comunidad herediana: hemos demostrado que es posible crecer con calidad, modernizarnos conservando nuestros valores, y competir globalmente desde nuestra identidad peruana. Sintámonos orgullosos de ser heredianos.

Los tiempos que vienen serán complejos y retadores. La educación superior enfrentará presiones políticas, económicas y tecnológicas sin precedentes. Pero estoy convencido de que Cayetano Heredia no solo sobrevivirá a estos desafíos: los transformará en oportunidades.

Porque somos herederos de Honorio Delgado y Alberto Hurtado, de Carlos Monge Medrano y Javier Arias-Stella. Porque llevamos en nuestro ADN institucional la convicción de que la ciencia más rigurosa debe servir a la humanidad más vulnerable.

En Cayetano, nuestros estudiantes buscan ideas, proyectos, ilusiones y esperanzas que aún están por realizarse; y nuestros profesores se preocupan por formar a los profesionales que queremos ofrecer a la sociedad.

En este sexagésimo cuarto aniversario, no solo celebramos lo que fuimos; celebramos lo que somos y lo que seremos capaces de ser. Cayetano 2050 ya está en marcha: cada decisión, cada inversión y cada logro es un paso más hacia una universidad de impacto local y proyección global.

Que el espíritu herediano siga infundiéndose en cada aula, en cada laboratorio, en la vida universitaria y en cada acto de servicio de nuestra comunidad.

¡Feliz aniversario, Universidad Peruana Cayetano Heredia!

Dr. Enrique Castañeda, rector de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.