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Cayetano+ | Escribir para sanar: el poder de las palabras para transformar el dolor en alivio

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En un contexto donde la salud mental ocupa un lugar central en la conversación pública, diversas estrategias han cobrado relevancia para el cuidado del bienestar emocional. Entre ellas, la escritura terapéutica destaca como herramienta poderosa, no solo por el autoconocimiento, sino también como un mecanismo efectivo para sanar heridas internas, ordenar pensamientos y reconectar con uno mismo.

¿Puede la escritura ayudarnos realmente a sanar? Esta fue la pregunta que guio una inspiradora conversación con el Dr. Raúl Herrera Mujica, especialista en radiología oral y maxilofacial, docente de Cayetano Heredia. A través de su experiencia, nuestro especialista ha encontrado en la escritura una vía tanto personal como profesional para cuidar su salud emocional. Desde su perspectiva, nos invita a redescubrir la palabra escrita como una aliada silenciosa en el camino hacia el equilibrio mental.

La escritura como espejo del alma

Expresar lo que sentimos no siempre es sencillo. Muchas personas enfrentan dificultades para verbalizar emociones complejas, ya sea por temor, vergüenza o simplemente por no encontrar las palabras adecuadas. En este escenario, la escritura se presenta como un canal accesible y poderoso para explorar y dar forma a nuestro mundo exterior.

“Escribir nos permite comunicarnos con los demás, pero también con nosotros mismos”, afirmó el Dr. Herrera. “Cuando algo se escribe, deja de ser solo nuestro; se convierte en un mensaje que podemos releer, reinterpretar y entender desde otra perspectiva”, explicó en el programa Cayetanamente, de Cayetano.plus, conducido por la Dra. Dany Araujo.

Este acto, en apariencia simple, de poner en palabras una emoción, puede ser el inicio de un proceso profundo de sanación. No se trata solo de escribir bien o con estilo, sino de hacerlo con intención, honestidad y el deseo genuino de comprendernos mejor.

De la ciencia a la poesía: un puente entre mundos

Además de su trayectoria en odontología y radiología, el Dr. Herrera es autor de un poemario singular: A través de los ojos del radiólogo, una obra que fusiona términos técnicos de su disciplina con metáforas poéticas dirigidas a quienes lo rodean. En sus versos, transforma conceptos científicos como “líneas” y “áreas” —propios del lenguaje radiológico— en elementos que describen emociones, vínculos y experiencias de vida.

“Escribir desde el lenguaje de tu profesión puede ser una forma única de conectar contigo mismo”, comentó. “No importa si eres médico, abogado o ingeniero: todos podemos usar nuestras palabras cotidianas para expresar algo más profundo”.

Su trabajo no solo es una propuesta literaria, sino también un testimonio de cómo la escritura puede surgir desde cualquier contexto, sin necesidad de ser un escritor profesional.

Escritura terapéutica: ¿cómo funciona?

La escritura con fines terapéuticos no busca la perfección gramatical ni estilística. Su objetivo es otro: crear un espacio íntimo donde la persona pueda explorar lo que siente, identificar emociones y darles un lugar.

Muchos terapeutas recomiendan escribir sobre situaciones difíciles como una forma de ordenar sus pensamientos y comenzar a procesar vivencias que, de otro modo, podrían quedar atrapadas en el cuerpo o en el silencio. Al ver lo escrito, es posible tomar distancia, reflexionar y, en algunos casos, reinterpretar su experiencia desde un ángulo más empático y menos doloroso.

“El simple hecho de plasmar un recuerdo o una emoción sobre el papel ya es un paso hacia la comprensión y la sanación”, señaló el Dr. Herrera. “Uno empieza a ver las cosas más claras, a reconocer patrones y hasta puede darse cuenta de que está exagerando ciertas ideas o minimizando otras”.

¿Cuándo escribir? Tu decides el momento

Mientras algunos escritores mantienen rutinas estrictas —como Vargas Llosa, que escribía cada mañana durante varias horas—, la escritura emocional responde más a la necesidad del momento que a un horario fijo.

“No se trata de forzar el acto de escribir, sino de estar atentos a cuándo surge esa necesidad de expresarse”. Puede ser tras una decepción amorosa, un momento de angustia, una situación de confusión o incluso en medio de una gran alegría. Lo importante es permitir que las emociones encuentren su canal de salida. A veces, en los momentos más dolorosos, la escritura se vuelve más necesaria. Uno puede estar pasando por una crisis, una pérdida o un cambio importante, y escribir ayuda a liberar toda esa carga emocional”, comentó.

Empatía y autoconocimiento: frutos de la escritura

Uno de los beneficios más valiosos de la escritura terapéutica es el desarrollo de la empatía. Cuando escribimos sobre nuestras emociones, comenzamos a vernos con más compasión. Este ejercicio de comprensión interna también se proyecta hacia los demás.

“La escritura ayuda a comprender el punto de vista de otras personas, sobre todo cuando se hace en un entorno de trabajo en equipo o entre estudiantes. Escribir y compartir lo escrito puede generar una conexión más profunda entre individuos”.

Además, la escritura permite observar cómo hemos cambiado a lo largo del tiempo. Es común releer textos escritos años atrás y descubrir nuevas formas de interpretar los mismos hechos. Esto no solo demuestra crecimiento personal, sino también una mayor capacidad de reflexión y de resolución de conflictos internos.

La reinterpretación: volver a mirar con otros ojos

Uno de los conceptos claves en psicología es la reinterpretación: la capacidad de mirar una experiencia pasada desde un nuevo ángulo. La escritura ofrece justamente esa oportunidad. Al narrar una situación dolorosa desde el presente, con más recursos emocionales y experiencia, podemos transformar una herida en una lección, o al menos en una historia que ya no duele tanto.

Una invitación a empezar

La escritura terapéutica no exige reglas estrictas. No se necesita ser poeta ni tener una gran historia que contar. Solo se necesita el deseo de conocerse mejor, la valentía de mirar hacia dentro y dejar que las palabras fluyan.

El Dr. Herrera deja un mensaje claro: “Ante cualquier situación difícil, ordenar las ideas en el papel puede ser el primer paso hacia una mejor decisión. Escribir nos permite ser más conscientes, más resilientes y más humanos”.

Y tal vez ahí radica el verdadero poder de la escritura: en su capacidad para acompañarnos, sostenernos y darnos voz cuando más la necesitamos.