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La urgente demanda de terapeutas de audición, voz y lenguaje

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En un rincón del vasto campo de la salud, florece una carrera nueva y transformadora que a menudo escapa la mirada común: la Terapia de Audición, Voz y Lenguaje (TAVL). Mi trayectoria en este fascinante camino ha suscitado reflexiones sobre su vital importancia, especialmente en un contexto como el peruano, donde la demanda es alta, pero los profesionales son escasos.

En nuestro país, es común que los jóvenes se sumerjan en carreras convencionales, sin percatarse de la oportunidad que yace tras cada elección de estudio: la capacidad de cambiar vidas de manera significativa. A pesar de la tendencia de los jóvenes hacia carreras conocidas, surge una pregunta intrigante: ¿Qué hace un tecnólogo médico en Terapia de Audición, Voz y Lenguaje?

Imaginemos un país donde todos, desde recién nacidos hasta adultos mayores, tengan acceso a profesionales formados durante cinco años para ser capaces de evaluar, diagnosticar, habilitar y rehabilitar las alteraciones de los órganos relacionados con la comunicación y funciones orales como la succión o deglución. En la realidad, esta visión se ve obstaculizada por los pocos profesionales formados, pero la demanda es elevada, ya que un terapeuta de audición, voz y lenguaje abarca muchas áreas como voz, habla, lenguaje, audición y motricidad orofacial. Por lo tanto, esto se refleja en los casos que enfrentan, por ejemplo, recién nacidos con dificultad de succión, niños con alteraciones en la pronunciación o adultos mayores con afasia o disartria por un accidente cerebrovascular.

Por esa razón, la cantidad de terapeutas no se equipara a la creciente necesidad de abordar a toda la población peruana que requiere de sus servicios. Según el Colegio de Tecnólogos Médicos del Perú (CTMP), se han colegiado 470 terapeutas, eso quiere decir que hay 14 terapeutas de Audición, Voz y Lenguaje por cada millón de habitantes. Es hora de despertar el interés hacia esta crucial labor. En una nación que celebra su diversidad lingüística, la presencia de terapeutas especializados se convierte en un pilar fundamental para construir un futuro inclusivo y mejorar la calidad de vida.

Mi propia travesía en la carrera de Terapia de Audición, Voz y Lenguaje, durante el internado que se realiza en el quinto año, empezó en el Hospital Cayetano Heredia. Trabajé con una población a la que tenía que descartar o diagnosticar el Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL), Trastorno del Espectro Autista (TEA), Trastornos de los Sonidos del Habla (TSH), Síndrome de Down (SD), afasia, disartria, disfagia, deterioro cognitivo, problemas de voz, entre otras patologías. Es aquí donde vivencié el impacto directo que podemos tener los profesionales de esta área en las vidas de aquellos que necesitan apoyo; así también tener la satisfacción de ver los avances por más pequeños que sean, y la preocupación por armar un buen tratamiento para su mejora.

En este llamado a la reflexión, invito a los jóvenes a considerar la Terapia de Audición, Voz y Lenguaje como una senda de servicio a la comunidad. Seamos los catalizadores del cambio, elevemos el perfil de una disciplina que no solo trabaja para mejorar la pronunciación, sino que construye sueños con sus pacientes hasta hacerlos realidad. Pensemos en esos niños que no logran comunicar lo que quieren, adultos que no pueden alimentarse, jóvenes con una voz que cambió por un evento inesperado, otros que no pueden cantar o simplemente escuchar los sonidos de su día a día. En colaboración con la unidad familiar y nuestra acción transformadora, aspiramos a lograr un cambio significativo en las vidas que tocamos. 

Gabriela Andreina Soler Clavijo, estudiante de la carrera profesional de Terapia de Audición, Voz y Lenguaje